Friday, August 12, 2005

Living on "The Edge"

No. No es la canción de Aerosmith. Debe ser interpretado literalmente, estoy viviendo en una especie de residencial para estudiantes llamada The Edge. Aquí llegué el martes a las 11 de la noche después del terrible viaje en Greyhound. Es piola. Estoy en el 5 piso. Habitación 511 más precisamente. Tiene una piscina, un pequeño gimnasio, unas mesas de pool. La pieza tiene dos camas, un baño, un escritorio, un mueble vanitorio, closets y obviamente aire acondicionado (sino te mueres). Tengo Internet a través de un cable de red, es bastante rápido, sin embargo no he preguntado que tipo de conexión es; en cuanto a TV Cable, tengo el acceso pero no tengo tele. Ya me compraré.
Varios estudiantes viven acá, aunque me comentan que se debiera llenar a medida que se acerca el final de Agosto. Hay un comedor bastante amplio con una tele de unas cuantas pulgadas donde sirven desayuno, almuerzo y cena. No he tomado desayuno ningún día, ya que he salido directo a la U, sin pasar por el comedor; sin embargo doy fe de que los almuerzos y cenas son bastante buenos y abundantes, tienen buffet de ensaladas y postres, bebida y jugos de máquina ilimitados y te puedes repetir cuantas veces quieras los platos de fondo. No he puesto tanta atención a lo que he comido, pero ha estado bastante bueno, el otro día comí unos jalapeños a la no se qué, langosta o camarón apanado frito, unos nuggets de pollo caseros, puré, fideos con salsa blanca. Dentro de la variedad de ensaladas hay tomates chicos y grandes, cebollas de varios colores, champiñones, etc. En cuanto a los postres, tortas principalmente y frutas varias. (El otro día comí una manzana gringa terriblemente desabrida. Ah! Y tenían sandías, para los que me decían que no iba a encontrar).
El miércoles dormí hasta la 1, solo fui a la U en la tarde. Caminé una media hora hasta llegar a la facultad, un calor infernal, di un par de vueltas, conocí a la secretaria del departamento de Ingeniería Industrial, la que me comentó que había tenido un jefe chileno en Houston, que se quejaba constantemente del clima de los estados sureños de los Estados Unidos. Al día siguiente, traté de inscribir ramos, sin embargo aparecía bloqueado (flashback de la UFRO) en el Servicio de Salud de Estudiantes. Fui a consultar qué pasaba y me dijeron que necesitaba probar que estaba inmune al Sarampión y la Rubéola. Yo sabía esto antes de viajar, incluso llamé al servicio de salud Araucanía para averiguar si tenían algún comprobante de que me habían vacunado contra estas enfermedades, sin embargo me derivaron al Consultorio Miraflores y a otra sarta de lugares. Opté por venirme sin ningún documento. Pregunté que podía hacer me dijeron que si estaba seguro que tenía las vacunas podía pagar US$60 para hacerme la prueba de laboratorio, pero que si resultaba que no tenía las vacunas tenía que vacunarme y me iba a costar US$90 adicionales. Decidí no hacerme ninguna prueba e ir directo a vacunarme, pagué los US$90, recibí mi shot y me dijeron que debía volver en 30 días para el segundo shot. Será. Seguí caminando (la gota gorda caía) hacia el departamento, se suponía que hoy llegaba el Director del Departamento de Ing. Industrial. (Por suerte estos gringos tienen una especie de sapitos, donde tomas agua heladísima en cada edificio, realmente salva).
Bueno, el Director de Departamento se notaba un gallo piola y bastante preocupado por sus alumnos, me preguntó como había llegado, donde me estaba quedando y me dio varios datos claves para manejarme en la U. Me presentó a varios profesores, entre ellos al Coordinador de Carrera, un coreano aparentemente, que usaba el computador en coreano y que me indicó las asignaturas que debía inscribir. Bueno los dolores de cabeza se iban a llamar: Multivariable Optimization, Manufacturing Systems Análisis y Engineering Data Mining. Ah. Y probablemente iba a hacer ayudantía de Ingeniería Económica a los de pregrado (Halabi!, Sacúdete en tu cripta!). Uf. Ya estaba empezando a cachar en la que me estaba metiendo.
En The Edge todo está tranquilo por el momento, los afro americanos juegan básquetbol en la noche en una cancha que hay afuera del edificio (también se ve uno que otro “white man can’t jump” y algunas minas), otros en tanto pasan con 50 Cent o Usher a todo volumen en sus autos semi “enchulados”. No he conocido mucha gente acá. Algunos me saludan. Otros no. Cada uno en su mundo no más. (Uno de los pocos deferente ha sido David, un viejito de unos 65 años con el que conversé en la sala de PCs antes de tener Internet en la pieza, creo que vive en el piso 13, se paleteó y me regaló una guía de transporte urbano de Tampa)
La primera talla cachando nada en inglés me pasó esa tarde, antes de ir al University Mall. Iba bajando en el ascensor y se subió una afro americana (orgen on ogid, euqrop neiugla ed aca edeup reel) de unos 120 kilos con trenzas y mas encima rojas, encargada del aseo, me lanzo una cantaleta de epítetos de los cuales le entendí poco y nada, al parecer me decía algo de que el balde que llevaba me estaba chocando con los pies, yo la miré estupefacto y me dice en un español bastante primitivo: “usted no comprende nada”. Jaja. “No nada” le dije.
Caminé al mall, como 45 minutos, lo sorprendente es que yo era el único en la calle, miraba hacia mi alrededor y todo el mundo circulaba en auto, en fin, con el calor que hace es comprensible. El transporte público es pésimo y aun no me ubico mucho con los shuttle buses. De todas maneras necesitaba llegar al mall porque quería una web cam y un micrófono. Ahí aparecían las JC Penney, Macy´s, Sears y cuanta huevada típica gringa se pueden imaginar. Finalmente compré lo que buscaba en un Radioshack. Miré algunas cámaras digitales y me tenté con una Sony, pero tendrá que esperar. Salí del mall. Si un huevón caminando era raro, un huevón con bolsas ya era el colmo. Pero esa era mi situación.
Ese mismo día a la noche (jueves) observé la primera metida de copete a la residencial, pasó un balde lleno de botellas y hielo en el ascensor. La verdad nadie te dice nada. Puedes entrar lo que quieras.

Probando la web cam y el micrófono estaba, cuando me dieron ganas de fumar. No había fumado mucho desde mi llegada, salvo los cigarros que me convidaba el cubano en Greyhound. Bajé y observé un negocillo en frente de The Edge, no recuerdo el nombre, pero tenía un letrero con luces de neón verde. Subí a buscar plata y me dirigí a comprar los cigarros. Entré y observé que era muy parecido al almacén que aparece en el video de 1979 de los Smashing Pumpkins, había cerveza, bacardi y unos cuantos manjares más. Me compré unos Marlboro Ultra Lights y una lata de Bud de las grandes. Grande fue mi sorpresa, cuando la gringa gordita simpaticona que atendía me pidió mi ID para acreditar que era mayor de 21, ahí fue cuando le saqué la mejor de mis sonrisas, ya que fui sin carnet ni nada, y me la dejó pasar, pero para la próxima no me la iba aguantar.
Me fumé el cigarro antes de subir. Una vez en el dorm, abrí la Bud. Me dí cuenta que era Jueves y las reglas de Pato Rocha en USA dicen que los días de semana son de ley seca (si hay que rendir también) tomé un sorbo y la boté. Al poco rato me tocaron la puerta (por primera vez) mire por el ojo mágico (que tiene la misma vista que en el video de Come Down de Bush) era un gringo del staff que andaba con un carrito como de hotel, andaba ofreciendo galletas y leche. Obviamente acepté. Buena la leche, aunque mejor los cuatro galletones de mantequilla de maní.
En fin se acababa el día. Finalmente pude hablar con mis viejos y Marco Antonio por Internet, el chateo con Mr. García también estuvo bueno. Mañana Viernes. Uffff. A seguir con los trámites.

No comments: