Friday, August 26, 2005

First Playlist

Las canciones de alta rotación en mi Pen-Drive estas tres primeras semanas en USA son:

1.- KT Tunstall - Other side of the world (melosa, pero buena)
2.- New Pornographers - Twin Cinema (notable, los Pornographers con nuevo album, recordando el primero que lo escuché como enfermo el primer año trabajando)
3.- The Cribs - I'm Alright Me (nuevo grupo inglés, suenan a The Strokes)
4.- Frank Black - I Burn Today (hace rato que da vuelta en mi playlist esta del Frank Black o Black Francis, el vocalista de The Pixies)
5.- Arcade Fire - No Cars Go (del EP anterior al album Funeral, que ahora lo re-editaron y que es igualmente bueno)
6.- Arctic Monkeys - A Certain Romance (otra joyita, al igual que las Falsas Historias de San Francisco)
7.- Joy Zipper - You're So Good (como para dedicarla)
8.- Weezer - We Are All on Drugs (pegote pegote, solo como Weezer lo puede hacer)
9.- Queens Of The Stone Age - In My Head (tremendo coro)
10.-Sons And Dughters - Taste The Last Girl (suenan a The White stripes con más producción)
11.- Fischerspooner - Happy (joyita al estilo de Never Win en el nuevo album de Fischerspooner, de esas canciones que parece que ya escuchaste antes)
12.- Hot Hot Heat - Middle of Nowhere ( "unpredictability it's my responsibility baby!")
13.- Milburn - Lipstick Lickin' (los libertines del primer disco revisited)
14.- Caesar - Soulchaser (los mismos de Jerk It Out, la cancion himno de IPod, con otro temazo)
15.- Gorillaz - D.A.R.E. (el vocalista de Happy Mondays, Shawn Ryder, poniéndole una ondaza a Gorillas, It's DARE)
16.- Clor - Outlines ("eyes like yours always looking for outlines, eyes like mine always looking for you")
17.- Franz Ferdinand - Do You Want To (live) (el emperador de austria-hungria de 1914 reapareciendo, porque "lucky lucky...we are so lucky")
18.- LCD Soundsystem - Disco Infiltrator (Infecciosa hasta el límite)
19.- Maximo Park - Going Missing ("going missing for a while, I have nothing left to lose")
20.- Simian - La Breeze (esta cancion es media viejita pero la estan usando en un comercial parece, es buenísima, si alguien sabe el comercial, postee)
21.- Arcade Fire - Rebellion (Lies) (del album Funeral, terrible)
22.- The Libertines - Don't Look Back Into The Sun (y para terminar, una canción de antes del primer disco de los Libertines, la sonrisa de la cara no me la saca nadie cuando la escucho)

Monday, August 22, 2005

The Killers


Bueno, en la semana han pasado varias cosas, el otro día estaba escribiendo y al pasar todo al blog, perdí ¾ de lo que había escrito, no podía escribirlo de nuevo. En fin, el día del concierto de The Killers había llegado, Domingo 21. Todo empezó mal con un problema en el aire acondicionado en The Edge, me asé a las 8 de la mañana y por culpa de eso desperté. Tenía que llamar a Marisa, la mina que me había prometido los tickets, (hace como una semana y media atrás, afortunadamente aparecí justo en un lugar en la U donde estaban regalando tickets, contesté semibuena una pregunta y Marisa me dijo que la llamara el día del concierto para pedírselos).
La llamé a las 12, desde el celular que me presto James (un residente que es de Ghana) y nos quedamos de juntar a las 6:45 pm en la Student Entrance del Sun Dome (el Venue que esta dentro de USF). No tenía idea donde estaba la Student Entrance, pero daba lo mismo, ahí averiguaría. Salí de mi dorm como a las 6:15 pm, me había percatado de que estaba lloviendo, así que preferí salir un poco antes de lo que hubiera sido normal (las 6:30 pm). La lluvia era torrencial, terrible, no sabía que hacer, la hora pasaba, pensaba esperar a algún residente con auto que también fuera al concierto, pero era una apuesta muy riesgosa (aunque había visto a un grupillo de punks el otro día). Estuve hasta las 6:35 pm esperando, la lluvia declinó y aproveche de cruzar la calle hasta la parada del Shuttle Bus línea C, que corre dentro de la U. Lo tomé a las 6:45 pm, se demoró quince minutos en llegar al Sun Dome. En el Shuttle conocí a unas minas, nuevas en USF también, que iban al concierto. Hice la fila con ellas, tratando de ver donde estaba la Student Entrance. No la encontré, entré sin entrada y pregunté donde podía comprarla (ya había perdido las esperanzas de encontrar a Marisa). El gallo de control me señaló que a la vuelta por fuera del Dome, estaban las boleterías. Salí, hice la cola y cuando estaba a unos 5 puestos de comprar la entrada, apareció milagrosamente Marisa, con su pololo que era un cabeza de músculo al que probablemente no le interesaba The Killers pero iba por acompañar y por aprovechar el pituto con los tickets. Me dio el ticket, me ofreció otro, pero yo andaba demasiado estresado como para buscar a alguien y regalárselo y entré. Vendían cerveza adentro, junto con pretzels, nachos y un montón de otros snacks. El Sun Dome no era chico, para nada, el escenario estaba listo, yo estaba tomándome mi medio litro de cerveza, todo bien. Como era entrada regalada, obviamente no era para cancha, quedé en la tribuna que estaba a la derecha del escenario a una altura mediana. A diferencia de Chile, los tickets venían con tu asiento y fila completamente determinados. Me senté, terminé la cerveza y me fui a comprar otra. Entre las 7:30 y las 7:55 tocaron las típicas canciones de Sinatra como cortina musical, luego empezó a sonar Bowie con su notabilísima Life on Mars? Terminó y apareció un grupo en el escenario con un tibio recibimiento del público. ¿Quiénes eran? Ni idea. Empezaron a tocar (pensé que eran The Killers en un momento, pero no), no conocía las canciones. Tocaron como 6, sonaban bastante como White Stripes en algunas ocasiones. Sonaban bien, me agradaban. En un momento dijeron que la siguiente canción se llamaba A Letter to Dominique. Por ahí empecé a cachar, esa canción me sonaba, cuando la tocaron, claro que me sonaba, pero aún no sabía quiénes eran. Tocaron como dos más y empezó una melodía que era muy conocida para mí. La canción era Finding True Love Is Blind, el grupo Louis XIV. Tocaron como 50 minutos, algunos del público, al igual que yo, vibraron con Finding True… Es una tremenda canción. Se venían The Killers.
La gente seguía llegando y había mucho movimiento en las tribunas, la cancha también se iba llenando. No llevé cámara fotográfica y tampoco tengo celular, por lo tanto, me tenía que olvidar de la posibilidad de fotos. Uff. Debo remediar eso pronto. La tensión crecía, hasta que aparecieron The Killers. Aparecio Brandon Flowers vestido entero de blanco, junto con el resto de la banda. El escenario tenía una alfombra roja en el piso y atrás del escenario se leía The Killers en letras iluminadas rojas igual que en el video de Somebody Told Me. Empezaron con Jenny Was A Friend Of Mine, y siguieron con la magnífica On Top. A esa altura la mayoría de las tribunas estaba de pie. Luego tocaron una que no ubicaba mucho (tengo que reconocer que el disco Hot Fuss de The Killers me gusta, pero sobretodo las 7 primeras canciones). De ahí pasaron a la super-notable-increíble Smile Like You Mean It y a Somebody Told Me, que causó conmoción. Luego sonó Andy You’re A Star (que me gustó mas en vivo que en el disco) e Indie Rock’n’Roll (que no es muy fuerte en el disco, pero que en vivo emociona un poco porque evoca el tipo de música que uno sigue desde hace un tiempo). Luego otra desconocida y Mr. Brightside, que generó las primeras antorchas con celulares de la noche. Con esa se retiraron del escenario. Bueno la gente (yo incluido) los pedimos de vuelta animadamente. Nadie se movía, y la gente para pedirlos hacía sonar los pies estruendosamente. Volvieron, tocaron dos más medias desconocidas y cerraron con el que es actualmente el single en USA: All These Things That I’ve Done que provocó locura total, todo el gimnasio con celulares en el aire generando antorchas y cantando la típica línea que Robbie Williams copió durante su participación en el Live 8 en Londres: “I got soul, but I’m not a soldier”. Realmente movilizó a moros y cristianos (conservadores y demócratas, viene más al caso). Yo ya me daba por satisfecho, un gran concierto, unos buenos teloneros y caminé hacia The Edge pensando en la última parte de All These Things That I’ve Done que dice: “Over and Out, last call for sin, while everyone’s lost, the battle is won, with all these things that I’ve done”. Aunque también le agregaba las que me faltaban por hacer acá en USA.

Friday, August 12, 2005

Living on "The Edge"

No. No es la canción de Aerosmith. Debe ser interpretado literalmente, estoy viviendo en una especie de residencial para estudiantes llamada The Edge. Aquí llegué el martes a las 11 de la noche después del terrible viaje en Greyhound. Es piola. Estoy en el 5 piso. Habitación 511 más precisamente. Tiene una piscina, un pequeño gimnasio, unas mesas de pool. La pieza tiene dos camas, un baño, un escritorio, un mueble vanitorio, closets y obviamente aire acondicionado (sino te mueres). Tengo Internet a través de un cable de red, es bastante rápido, sin embargo no he preguntado que tipo de conexión es; en cuanto a TV Cable, tengo el acceso pero no tengo tele. Ya me compraré.
Varios estudiantes viven acá, aunque me comentan que se debiera llenar a medida que se acerca el final de Agosto. Hay un comedor bastante amplio con una tele de unas cuantas pulgadas donde sirven desayuno, almuerzo y cena. No he tomado desayuno ningún día, ya que he salido directo a la U, sin pasar por el comedor; sin embargo doy fe de que los almuerzos y cenas son bastante buenos y abundantes, tienen buffet de ensaladas y postres, bebida y jugos de máquina ilimitados y te puedes repetir cuantas veces quieras los platos de fondo. No he puesto tanta atención a lo que he comido, pero ha estado bastante bueno, el otro día comí unos jalapeños a la no se qué, langosta o camarón apanado frito, unos nuggets de pollo caseros, puré, fideos con salsa blanca. Dentro de la variedad de ensaladas hay tomates chicos y grandes, cebollas de varios colores, champiñones, etc. En cuanto a los postres, tortas principalmente y frutas varias. (El otro día comí una manzana gringa terriblemente desabrida. Ah! Y tenían sandías, para los que me decían que no iba a encontrar).
El miércoles dormí hasta la 1, solo fui a la U en la tarde. Caminé una media hora hasta llegar a la facultad, un calor infernal, di un par de vueltas, conocí a la secretaria del departamento de Ingeniería Industrial, la que me comentó que había tenido un jefe chileno en Houston, que se quejaba constantemente del clima de los estados sureños de los Estados Unidos. Al día siguiente, traté de inscribir ramos, sin embargo aparecía bloqueado (flashback de la UFRO) en el Servicio de Salud de Estudiantes. Fui a consultar qué pasaba y me dijeron que necesitaba probar que estaba inmune al Sarampión y la Rubéola. Yo sabía esto antes de viajar, incluso llamé al servicio de salud Araucanía para averiguar si tenían algún comprobante de que me habían vacunado contra estas enfermedades, sin embargo me derivaron al Consultorio Miraflores y a otra sarta de lugares. Opté por venirme sin ningún documento. Pregunté que podía hacer me dijeron que si estaba seguro que tenía las vacunas podía pagar US$60 para hacerme la prueba de laboratorio, pero que si resultaba que no tenía las vacunas tenía que vacunarme y me iba a costar US$90 adicionales. Decidí no hacerme ninguna prueba e ir directo a vacunarme, pagué los US$90, recibí mi shot y me dijeron que debía volver en 30 días para el segundo shot. Será. Seguí caminando (la gota gorda caía) hacia el departamento, se suponía que hoy llegaba el Director del Departamento de Ing. Industrial. (Por suerte estos gringos tienen una especie de sapitos, donde tomas agua heladísima en cada edificio, realmente salva).
Bueno, el Director de Departamento se notaba un gallo piola y bastante preocupado por sus alumnos, me preguntó como había llegado, donde me estaba quedando y me dio varios datos claves para manejarme en la U. Me presentó a varios profesores, entre ellos al Coordinador de Carrera, un coreano aparentemente, que usaba el computador en coreano y que me indicó las asignaturas que debía inscribir. Bueno los dolores de cabeza se iban a llamar: Multivariable Optimization, Manufacturing Systems Análisis y Engineering Data Mining. Ah. Y probablemente iba a hacer ayudantía de Ingeniería Económica a los de pregrado (Halabi!, Sacúdete en tu cripta!). Uf. Ya estaba empezando a cachar en la que me estaba metiendo.
En The Edge todo está tranquilo por el momento, los afro americanos juegan básquetbol en la noche en una cancha que hay afuera del edificio (también se ve uno que otro “white man can’t jump” y algunas minas), otros en tanto pasan con 50 Cent o Usher a todo volumen en sus autos semi “enchulados”. No he conocido mucha gente acá. Algunos me saludan. Otros no. Cada uno en su mundo no más. (Uno de los pocos deferente ha sido David, un viejito de unos 65 años con el que conversé en la sala de PCs antes de tener Internet en la pieza, creo que vive en el piso 13, se paleteó y me regaló una guía de transporte urbano de Tampa)
La primera talla cachando nada en inglés me pasó esa tarde, antes de ir al University Mall. Iba bajando en el ascensor y se subió una afro americana (orgen on ogid, euqrop neiugla ed aca edeup reel) de unos 120 kilos con trenzas y mas encima rojas, encargada del aseo, me lanzo una cantaleta de epítetos de los cuales le entendí poco y nada, al parecer me decía algo de que el balde que llevaba me estaba chocando con los pies, yo la miré estupefacto y me dice en un español bastante primitivo: “usted no comprende nada”. Jaja. “No nada” le dije.
Caminé al mall, como 45 minutos, lo sorprendente es que yo era el único en la calle, miraba hacia mi alrededor y todo el mundo circulaba en auto, en fin, con el calor que hace es comprensible. El transporte público es pésimo y aun no me ubico mucho con los shuttle buses. De todas maneras necesitaba llegar al mall porque quería una web cam y un micrófono. Ahí aparecían las JC Penney, Macy´s, Sears y cuanta huevada típica gringa se pueden imaginar. Finalmente compré lo que buscaba en un Radioshack. Miré algunas cámaras digitales y me tenté con una Sony, pero tendrá que esperar. Salí del mall. Si un huevón caminando era raro, un huevón con bolsas ya era el colmo. Pero esa era mi situación.
Ese mismo día a la noche (jueves) observé la primera metida de copete a la residencial, pasó un balde lleno de botellas y hielo en el ascensor. La verdad nadie te dice nada. Puedes entrar lo que quieras.

Probando la web cam y el micrófono estaba, cuando me dieron ganas de fumar. No había fumado mucho desde mi llegada, salvo los cigarros que me convidaba el cubano en Greyhound. Bajé y observé un negocillo en frente de The Edge, no recuerdo el nombre, pero tenía un letrero con luces de neón verde. Subí a buscar plata y me dirigí a comprar los cigarros. Entré y observé que era muy parecido al almacén que aparece en el video de 1979 de los Smashing Pumpkins, había cerveza, bacardi y unos cuantos manjares más. Me compré unos Marlboro Ultra Lights y una lata de Bud de las grandes. Grande fue mi sorpresa, cuando la gringa gordita simpaticona que atendía me pidió mi ID para acreditar que era mayor de 21, ahí fue cuando le saqué la mejor de mis sonrisas, ya que fui sin carnet ni nada, y me la dejó pasar, pero para la próxima no me la iba aguantar.
Me fumé el cigarro antes de subir. Una vez en el dorm, abrí la Bud. Me dí cuenta que era Jueves y las reglas de Pato Rocha en USA dicen que los días de semana son de ley seca (si hay que rendir también) tomé un sorbo y la boté. Al poco rato me tocaron la puerta (por primera vez) mire por el ojo mágico (que tiene la misma vista que en el video de Come Down de Bush) era un gringo del staff que andaba con un carrito como de hotel, andaba ofreciendo galletas y leche. Obviamente acepté. Buena la leche, aunque mejor los cuatro galletones de mantequilla de maní.
En fin se acababa el día. Finalmente pude hablar con mis viejos y Marco Antonio por Internet, el chateo con Mr. García también estuvo bueno. Mañana Viernes. Uffff. A seguir con los trámites.

Thursday, August 11, 2005

Only in America

Lunes 8 de Agosto. Finalmente llegó el día. Me iba de Chile mis papás y mis amigos llegaron a despedirme. No pude controlar las lágrimas por un rato, sobretodo cuando me despedí de mi vieja. Una vez arriba del vuelo, el que además llevaba a la codiciada Pampita, me encontré con la prima de una amiga (Sole la prima de Janina). Quedamos de acuerdo en compartir el taxi una vez que llegáramos a Santiago. Buena idea, de esta manera no tenía que quedarme 7 horas en el aeropuerto. Al rato no aguante y abrí el regalo que me había entregado la Pao, poco antes de partir. Las últimas lágrimas cayeron. El libro con mensajes y fotos estaba súper emotivo y realmente provocaron el efecto esperado. Durante el vuelo conocí a un par de brasileñas, que andaban turisteando por el sur de Chile y que el fin de semana habían estado en Pucón haciendo snowboard. Estaban sorprendidas de lo barato que eran los autos en Chile, decía que en Brasil costaban 2.5 o 3 veces más. Bueno logré los dos primeros MSNs del viaje, Fernanda y Renata (Jenata, de acuerdo a como pronunciaban ellas). Llegamos a Santiago, aproveche de dejar mis cosas donde la Sole y me junté a almorzar con el Mono (un ex compañero de colegio), nos fuimos a su casa, el debía ir a trabajar, yo aproveché de tirarme un rato. González perdía y la hora del vuelo se acercaba, me fui a tomar un café con donuts, al Dunkin Donuts, que está cerca del Portal Lyon, al rato llamé a Manete, para despedirme y pedirle que me llevara al aeropuerto. Así fue, su hermano Matías y él me llevaron al aeropuerto, fueron los últimos en despedirme de Chile.

El viaje

El viaje salió de acuerdo a lo planeado a las 8.45, antes, una vez pasada policía internacional, compré The Economist ($4,300 la gracia), lejos una de las mejores revistas que he visto y que iba a ser mi compañera de viaje, en vista de que no tenía un libro que leer (además era lectura en inglés)

Me tocó ventana y me senté con un gringo de cómo 50 años al lado, la historia principal de The Economist tenía relación con la tendencia que existe en algunas personas mayores de 30 o 40 en culpar a los videojuegos de gran parte de los males de la sociedad. El periodista, por su parte, hacía un paralelo de cómo muchas veces en el pasado las generaciones mayores culpaban a las nuevas tecnologías de los males generacionales. Me pareció una buena discusión, bueno como siempre en The Economist.

Las azafatas pasaban ofreciendo algo de beber, obviamente opté por un poco de whisky para alivianar el viaje, era Ballentines. Pedí además tortellinis con salsa Alfredo. El gringo del lado por su parte, pidió lo mismo que yo para comer, junto con un poco de vino blanco. Al rato, cuando la azafata había pasado, sacó de la mochila que llevaba en sus piernas una botella de Johnny Walker, se dirigió a mi diciendo: “Scotch?” yo pensé que me estaba ofreciendo y estaba contento al ver tanta generosidad. Sin embargo, usó ese supuesto ofrecimiento solo para contarme que iba a tomar Scotch, rapidamente guardó la petaca y siguió con su comida.

El gringo venía de Argentina, de Cordoba. Había ido a cazar junto con otros gringos, que también venían en el vuelo. Hablamos bastante rato, yo le comentaba las maravillas del sur de Chile y él estaba interesado en lo que iba a hacer a los Estados Unidos. Me aseguró que iba a pasar unos excelentes dos años y me comentaba las bondades de su idolatrado país. Realmente era un nacionalista que veía con buenos ojos que fuera a estudiar a su país y que se sentía más orgulloso de su país al saber que era la Universidad gringa la que me había dado la beca y que el Gobierno chileno o autoridades chilenas no estaban poniendo un peso.

Pude dormir unas 4 horas, las azafatas nos despertaron tipo 3.40 am, cuando supuestamente íbamos sobrevolando Cuba. Nos sirvieron el Desayuno, estaba piola, una suerte de empanada con jugo y café, más frutas envasadas y un Cereal Bar. Le ayudé al gringo a llenar la Tarjeta de Aduana (extrañamente estaba sólo en Español). Como a las 4.40 abri la ventana y estábamos sobrevolando Miami. Si hay una cosa que me guste son las vistas de noche de las ciudades, Miami no era la excepción, se veía una ciudad grande y mucho movimiento en las calles considerando el día y la hora, un Martes casi a las 5 de la mañana. Aterrizamos, ya estaba en los United States.

El tramité en el aeropuerto fue relativamente corto y agradable. En policía internacional no tuve problemas, incluso “eché la talla” con la negrita que me atendió por mi cara al momento de tomarme la foto (Come on! Eran las 5 de la mañana). Pasé a retirar mi equipaje, fui uno de los últimos, al parecer mis cosillas eran las últimas que corrieron por la cinta. Salí de esa área y nadie me revisó nada más. Incluso me sorprendí y volví a preguntarle a un policía negro. Me contesto bruscamente mostrándome donde estaba la salida. Bueno, si no me querían revisar mayormente el equipaje era problema de ellos. Me subí a un ascensor, baje al primer piso del aeropuerto, estaba desierto. Abrí la puerta de salida y el calor de Miami me dio la bienvenida. La “foca” se hizo presente inmediatamente abriendo la puerta. Habían fácilmente unos 30° C. Y eran las 5.30 am.

La espera

Sabía que una bendita van que hacía el recorrido Miami-Tampa pasaba tipo 10-11 de la mañana. Me recorrí 3 pisos del aeropuerto de punta a cabo. Como varias personas me habían adelantado lo único que se escuchaba era Español. Compré unos sándwiches, un café en Starbucks, y miraba las ofertas en los Duty Free (aunque no tenía intención de comprar nada). Los malos ratos empezaron cuando quise llamar por los benditos teléfonos públicos del aeropuerto. Primero, no tenía monedas, sólo billetes y no había muchos lugares para sencillar. Conseguí unas monedas, cambiando billetes de un dólar de un canasto de propinas de un mini supermercado. Intenté llamar a la Van y el número que tenía estaba malo, perdí 50 centavos. Quería asegurarme de la hora y el lugar donde podían recogerme. Volví a llamar y no contestaban. Al rato, empezando a perder la paciencia, le comenté a una cubana del staff del aeropuerto mi situación, ella amablemente agarró su celular y empezó a llamar al servicio. Recibía la misma respuesta que yo. Viendo mi situación, me preguntó que más podía hacer por mi, yo aproveché de llamar desde su celular a uno de los estudiantes de USF (el que me había dado el número malo) para que me diera un nuevo número. Me dio un número que empezaba con 813 (el código de Tampa). Los putos teléfonos del aeropuerto de Miami no sacaban ninguna llamada a Tampa, ni marcando un 1 antes ni haciendo nada razonable. Nuevamente la cubana me ayudó (evitaba que alguien la viera llamando por celular) y nadie le contestó. En fin, la cubana debía irse, aproveché de darle unos dólarcillos por lo amable que había sido. Intenté infructuosamente de llamar por los teléfonos públicos. Estaba en eso, cuando un hombre de cómo 35 años me habla en inglés con un acento no nativo, notaba mi rabia con los teléfonos y quiso ayudarme. Al rato descubría que era brasileño de Sao Paulo, intentó conseguirme otros números de Vans que fueran a Tampa cuando hablaba con su esposa que estaba en Miami. En fin, me consiguió algunos números de empresas, pero no iban a Tampa. Él igual estaba en problemas, había perdido un vuelo en TAM a Brasil. Me decía: “tomátelo con calma, yo viajo siempre y los problemas son normales, ten paciencia”. Me sugirió, al igual que Marito Valdés en Temuco, que arrendara un auto. Yo me negué y le dije que sólo lo iba a hacer si era mi último recurso.

Además de nosotros dos en problemas, apareció una mina de unos 20 años, exquisita que había perdido un vuelo a Colombia en LAN. Al parecer tenía pituto y compraba boletos rebajados por lo que en apuros optaron por dejarla abajo. Estaba desesperada por no poder comunicarse con Colombia para avisar que no llegaría. En eso, apareció un ocioso con cara de reo que le ofreció el celular para llamar a Colombia, se notaba de mal aspecto pero la mina pudo llamar. Al poco rato la ví subiéndose a un Mercedes último modelo fuera del aeropuerto.

En fin, no quería arrendar un auto, eran cerca de las 10 y me instale a esperar la Van, decían que era blanco con rojo. Eran las 11 y nada pasaba. Finalmente tipo 11.15, volví a perder la paciencia y hablé con un oficial del aeropuerto el cual me sugirió ir al Terminal de Greyhound, una empresa de buses. Yo sabía que existía Greyhound, pero que el viaje duraba 8 horas. No me quedaba otra opción, tomé un taxi y llegue al Terminal. El bus salía a las 2.30 pm. Hice hora, converse con unos cubanos, con un viejo alemán que había vivido en Nicaragua, ubicaba perfectamente Colonia Dignidad, pero no quiso seguir con el tema. Cada cierto rato aparecía un negro encargado del aseo de la estación, que tenía solo la mitad de los dientes y que bromeaba en voz alta, respecto a sus actividades. Era un showman. Llegaron las 2.30 pm, uno de los cubamos de la Terminal también iba a Tampa, por lo que conversamos un rato, me comentaba que no veía a sus hijos hace 4 años y que su vida era difícil.

El viaje en bus.

Me senté solo, el bus al menos tenía aire acondicionado pero no era mejor que un Jac clásico, el conductor hablaba por unos alto-parlantes para informarnos sobre el estado del viaje y advertirnos que denunciáramos cualquier conducta ofensiva o rara en el bus.

Dormí la primera parte del viaje. Estaba muy cansado. Paramos en Fort Lauderdale, en Punta Gorda, en Fort Myers, Fort Charlotte y en Naples donde observé una suerte de barraca y divisé paquetes de madera Arauco (orgullo nacional). El bus de a poco se empezó a llenar. Paramos a comer en un servicentro, yo estaba apurado por llegar y sólo compre unos Twix y unos Snickers, aproveché de llamar al estudiante de USF para que me fuera a buscar al Terminal de Greyhound en Tampa a las 10.30 pm, su nombre era Ian. Seguimos el viaje, ya había caído la noche y paramos en Sarasota. Un negro rastafari con pantalones rojos anchos y una polera de Bob Marley que le llegaba a las rodillas se sentó a mi lado. Yo le hablé y le pregunté donde estábamos en la siguiente parada después de Sarasota, su respuesta fue: “No idea, man”. El negro no era de las mejores familias claramente. En un momento, se paró de mi lado y se fue a sentar al lado de una negra que venía con otro negro, el cual se había levantado al baño. En palabras simple le robó el asiento y se hizo el dormido. El negro 2 volvió del baño y le exigió el asiento de vuelta, el negro 1 continuaba haciéndose el dormido. En un momento el chofer empezó a pedirle al negro 2 que se sentara, este le dijo que le habian robado su puesto. Estaban en eso cuando el negro 1, balbuceó un par de cosas y volvió a sentarse a mi lado. Al poco rato me pidió un cellphone, yo le conteste que no tenía.

Las 10.45pm y habíamos llegado, el cubano amigo que durante las paradas me había convidado cigarros, me dijo que bajáramos y me ayudo con mis bolsos de mano, viendo que el negro no me dejaba salir al pasillo (yo venía en la ventana). Fue un alivio.

En el Terminal me encontré con Ian y le ayudé al cubano a preguntarle a un policía por la ubicación del Terminal, el cubano no hablaba nada de inglés.

Durante el viaje subió la policía diciendo: “This is the Department of Homeland Security, we need to check your papers and your inmigration status. So please show us your ID cards, passports or visas. El cubano saltó y dijo que tenía todo en su equipaje, que venía abajo en el bus. No se si le creyeron o qué, pero no pasó a mayores. Yo en tanto, mostré mi pasaporte y visa vigente. Uno que otro pasajero tuvo un altercado menor. De todas maneras me hizo volver a darme cuenta que estaba en los estados Unidos.

La llegada.

Bueno, lo interesante pasó. Ian había ido a buscarme en auto. Me llevó a mi actual morada. Un edificio de estudiantes (muy similar a un edificio del video de Country House de Blur donde los integrantes de la banda juegan The Great Escape) que está al frente de USF. Comí quesadillas en un restorant irlandés e hice mis primeras compras en Wal Mart, útiles de aseo mayormente, una cortina de baño y un cable para red. Llegúe a mi room la 511, me saqué la ropa que llevaba puesta hace dos días completos y me duché, luego me sente en el laptop, puse algo de música y revisé el CD que mis compañeros de trabajo me hicieron y que prometí no abrir hasta llegar a USA. Esas si que fueron las últimas lágrimas. Me dormí. La pieza tambíen tenía aire acondicionado y era bastante agradable.

Annie era la encargada de la residencial. Tenía máximo 24 años. Uff ya se la quisieran mis amigos García y Solano. Me atendió con ropa de gimnasio. Me felicitó por mi inglés y me pedía disculpas por hacerme poner mis iniciales PR en un montón de hojas que consignaban el arriendo de la pieza. Bien Annie como diría los fanáticos de Hattrick, sobresaliente.