Thursday, January 12, 2006

NYC 2° Installment


MARTES

El martes en la mañana me fui al Intrepid Museum, quedaba al final en el lado oeste de la calle 44. Es un portaaviones de la segunda guerra mundial hecho museo. El día estaba increíble. No era de extrañarse que todos estos días anduviera con una sed increíble…jaja. Por otro lado, cuando no em interesaba escuchar el ruido de la ciudad, los únicos dos discos que se habían consolidado como mi soundtrack en NY y que rotaban constantemente en el IPOD eran el First Impressions on Earth de The Strokes y el Alligator de The Nacional (tengo que hacerle justicia a ese disco en mi blog…no lo inclui en mi lista de mejores del año). Bueno, volviendo al Intrepid, en resumen es un museo de guerra, donde muestran una gran variedad de aviones utilizados por los Estados Unidos en sus aventuras bélicas, además de aparatos utilizados por la NASA, incluyendo unos simuladores a los que te puedes subir. Puedes recorrer casi todos los recovecos del portaaviones, además de disfrutar de una espectacular vista de NY desde la plataforma del mismo. Nuevamente había bastante gente, y debo haber estado unas dos horas metido ahí. Lo que más me llamó la atención no fue el Intrepid, sino que el Concorde de la British Airways que también forma parte del museo. Siempre había querido ver uno, desde que recuerdo haber visto el último vuelo que hizo. Puedes entrar, observar la cabina, y revisar algunos datos como el hecho de que a este avionazo le tomaba sólo 3 hrs y 54 minutos viajar desde París a NY. Bueno la velocidad con que el precio del ticket subía era consecuente con la velocidad del recorrido. Almorcé en algun lugar y en la tarde me propuse ir a la ONU. Quedaba en el lado este de Manhattan casi a la misma altura que el Intrepid. No tenía intenciones de entrar, solo quería dar una vuelta por fuera. Para variar caminé, hasta que llegué a la plaza de la ONU, donde por supuesto flameaba la bandera de mi querido Chile. Eran tipo 4 de la tarde (oscurecía como a las 5 pm) y estaban retirando las banderas. Me puse en la cola para entrar, te revisan completo, me tuve que sacar hasta el cinturón, y observé una exhibición de arte que tenían en el lounge. Mi hambre por entrar al edificio se había acrecentado, pero como todo en esta vida…costaba dinero. Observé la lista de precios y había descuento para estudiantes (creo que a 15 dólares), como tenía mi carnet de la U, pagué tarifa rebajada y tomé el tour en inglés (hay tours en varios idiomas pero no son muy frecuentes). La guía era una petaca italiana muy simpática y ducha en el tema ONU. Mis compañeros de tour: una pareja de brasileños, un huevon joven y su abuelo de las cercanías de New York y 3 adultas jóvenes de New Mexico. Fuimos a la sala del consejo de seguridad, al salón general, al salón del consejo económico, revisamos la misión de la ONu en el mundo, como se formó, que países forman parte, los regalos de algunos países (China y su escultura en marfil, USA y el cuadro que representa la igualdad de oportunidades, el barco tailandés, etc) y un sinnúmero de tópicos que fueron la delicia de este narrador. Podíamos preguntar, pero para que entrar en discusiones como aquella sobre la existencia del Consejo de Seguridad, cuando USA en su decisión de invadir Iraq se lo pasó por el culo. No había para que ser cáustico y todo transcurrió normalmente y de una manera interesante. Definitivamente otro highlight del viaje y lo recomiendo. Al final sales a la plaza de la ONU y puedes ver Queens y un letrero luminoso que dice Pepsi Cola que me parece haber visto en más de alguna película. Después de eso, volvi a caminar y me meti a la NY Public Library. Nuevamente exhibiciones al por mayor, en esta ocasión lo más notable eran libros del siglo 10, 11, originales (versiones de la Biblia, del Corán y de varios otros textos). También tenían mapas del siglo 15, 16. Bombardeo cultural nuevamente, bastante bonito el edificio y nuevamente mucho que rescatar. El poeta gringo Walt Whitman se me quedó en la mente por alguna razón que no recuerdo…

Era mi quinto día en la ciudad y echaba de menos ver alguna cara conocida. En la tarde había llamado a Vanesa un amiga cubana que conocí en Tampa y que sabía que por esas fechas iba a andar pululando por New Jersey. La llamé y quedamos de juntarnos en el Rockafeller Center. Yo tenía que llenar tiempo y aprovechando un cupón de descuento que venía en el City Pass, me fui a Bloomingdales y me compré un par de sneakers Bill Sherman bastante notables. Vanesa andaba con su familia, estuvimos en el Rockafeller Center un buen rato, me compré un Pretzel callejero (abundan, pero no me pueden gustar) y después nos fuimos a un bar de por ahí cerca. La amiga de la familia se rajó con los copetes, nuevamente Martini Seco. Era un bar irlandés llamado Pigs & Whistles, tenían sus TV con football americano (sin volumen por suerte) y música bastante decente. La conversación estuvo entretenida, pero tipo 12 nos empezamos a funar. Yo había quedado prendido, pero bueno andaba en la onda de una noche por medio. Está me tocaba estar off. Asi fue no más. Aunque el García que tenía en la cabeza casi me convence de rajar a The Delanceys.

MIERCOLES

Me tocaba levantada temprano. Me debía cambiar del hostal a un hotel, ya que la hostal estaba llena. Gracias a la comodidad de Expedia.com ya había pagado por la habitación y solo debía hacer el check-in. Perdí gran parte de la mañana haciendo la maleta y caminando 10 cuadras hacia abajo, pero ahora cargado al East Side. Estaba peor ubicado que en el hostal, Times Square me quedaba algo más lejos. Pero para el concepto carrete estaba mejor ubicado porque las lineas del metro fiesteras me quedaban a una cuadra. Tipo 12 me desocupé. El hotel era mejor que el hostal, pero la pieza era un poco más chica (bueno para el tiempo que pasaba en la pieza…no me interesaba). Caminé con el objetivo de subir al Empire State Building. Llegué y el panorama era desalentador, una cola de mas de una cuadra, con 4 personas por lugar en la cola. A esas alturas había aprendido que el City Pass me podía salvar de semejante pérdida de tiempo, le pregunté a unos encargados y así fue no más, hice una cola mucho mas corta y a los 45 minutos ya estaba adentro. Pagúe un poco más y me subí al simulador que está en el segundo piso (Skyline creo que es el nombre) donde guiados por la molesta voz de Kevin Bacon nos dejábamos caer sobre cada mayor atracción de la ciudad. Es bastante entretenido y si estas perdido geográficamente el simulador te ayudara con todas las panorámicas que provee. Después de eso, otra fila más adentro del edificio para subir al piso…uhmm…ya ni me acuerdo, el cuento es que en menos de un minuto estás en la punta. Hacía un frío horrible, pero el día estaba despejado, básicamente observas una panóramica de la ciudad desde el edificio más grande de la misma (ya no están las Twin Towers). Es como mirar desde la ventana de un avión. La entretención es sólo OK y más es el hype que cualquier otra cosa. Arriba me hice amigo de una señora neoyorquina que me sirvió de guía y me ubicaba geográficamente (buena táctica para evadir las guías tipo control remoto que por supuesto son cobradas antes de subir a la punta). Compré unos pocos souvenirs, y bajé. Almorcé (como a las 4) un bagel relleno con salmón y cheese. Yummy yummy.

Quería ver Little Italy, el barrio Chino y el Soho, a otra hora del día (había ido en la mañana) por lo que me dirigí tipo 5 pm hacia allá, observe el atardecer, anduve vitrineando por Zara y Banana Republic (precios prohibitivos) y sólo pensaba en la noche en ir a The Delanceys a la famosa Death Disco. Death Disco es una fiesta creada en Londres (no podía ser de otra manera) donde tres o cuatro bandas del underground de la ciudad tocan en vivo y después la cosa pasa a fiesta, se comentaba que la Srta. Moss a veces se dejaba caer y no podía ser de otra manera ya que su peor es na’ Doherty menciona a la Death Disco en su notable Don’t Look Back Into The Sun.

Me cambié de ropa, línea 6 del metro. Encontré Delancey St. pero no podía encontrar The Delanceys el bar/club. Me tomó media hora o más en encontrarlo. Para más remate si le preguntas a alguien nade sabe nada (con excepción del segmento masculino asiático de entre 20 o 30 años que sin lugar a dudas son la fuente más acertada de direcciones y ubicaciones de lugares en la ciudad). A todo esto también ayuda bastante el número de teléfono gratuito que hay, donde puedes preguntar la ubicación de cualquier negocio en la ciudad. No había mucha gente en The Delanceys, sin embargo conocí al primer chileno en mi estadía acá en USA. Era idéntico a Pablo Carter (IDENTICO) y el me escuchó mencionar la palabra Chile en mi diálogo con la barwoman y me habló. Tenía 24 años y había llegado el 88 a NY procedente de Valpo, después de eso no había vuelto a Chile. Le pregunté el apellido (pensando que podía ser Carter) pero no era, Amunátegui o algo así, no recuerdo bien. Volviendo a Death Disco, los grupos que tocaron iban desde el electroclash hasta el post punk, a la The Strokes. Bien, pero no espectacular. Después el DJ (un negro bastante conocedor de grupos) puso unos LCD Soundsystem y Audiobullys y yo que iba desde el lounge a la azotea, a la pista en el primer piso, a la otra pista en el subterráneo. Notable cuando pincharon Hounds Of Love de The Futureheads (canción que reconozco volvió a mi playlist desde que mi amigo Drew en Tampa me dijo que era su track favorito del año, bueno también fue de la NME). Salí con cámara esa noche, me fui temprano, tipo 2 y de ahí me pase a la magnífica Ludlow street, donde estuve un rato en el Piano’s, en The Dark Room y en otro local más, para terminar comiéndome nuevamente un crêpe en la creperie, esta vez de plátano strawberry. Aproveché de recolectar panfletos para los eventos que se venían el jueves y el viernes.

JUEVES

El jueves probablemente rankea como el top 1 de mis días en NYC, en general tuvo de todo y bueno. Hie un esfuerzo y me levanté a las 9, estaba lloviendo en la mañana, me compre un paraguas y rajé hacia el MOMA (Museum of Modern Art). Todos los museos eran la cagada y podías pasarte horas metido en las exhibiciones, pero el MOMA la cagó. Empezamos por la sección de Pixar donde te mostraban los primeros pasos sobre como se inician las animaciones. Luego una exposición de 4 fotógrafos que sencillamente me dejo sin palabras en algunas ocasiones y en otras definitivamente me agarraba la guata de la risa por la originalidad. Después tenemos todas esas “locuras” que realmente son dignas de considerarse arte, como un cuarto oscuro donde había que entrar, girar sin ver nada y observar una imagen que te dejaba marcando ocupado sobre si había otro mundo pasada la pared, por otro lado tenemos el ruso que agarro como 160 teles con grabaciones de instantes de su vida y las puso todas juntas…es realmente imposible concentrarse en una sola y es sorprendente como a los pocos segundos te cambias de imagen. Luego empezaron a aparecer los originales de Andy Warhol y Elizabeth Murray además de otros artistas Pop Art. Después venía el piso que mostraba la evolución de distintos artefactos del hogar, con sus inventores y la fecha en que fueron creados, además de furniture que realmente me gustaría tener en mi futuro departamento, todo metal, todo gélido, geométrico, sencillamente notable. En el mismo piso un par de autos y motocicletas que aun no salen al mercado. En el siguiente piso, empezó el bombardeo cultural y de la mejor manera con un original de Roberto Matta, y seguimos con las locuras de Pollock, las locuras con un poco mas de sentido de De Koonig, las formas cúbicas y distorsionadas de Picasso y Miro. A estas alturas ya se me confunden los salones y los pisos, pero vi obras de Dalí (los famosos relojes), de Warhol (la Marilyn Monroe, las sopas Campbell), otros de Matisse, Chagall, Cezanne, madre santa entre que leía y escuchaba los comentarios me empecé a volver loco. En resumen estuve 5 horas metido ahí dentro y pudieron ser 6, solo que en el último piso (que estaba dedicado exclusivamente a Elizabeth Murray) me di una vuelta corta, porque ya no aguantaba una palabra más relacionada con pintura, escultura y demases. Sin embargo, me sentía demasiado satisfecho. El MOMA definitivamente es imperdible y creo que hay otro en Brooklyn. Después de eso me fui a comer, creo que Bagels de nuevo, una vuelta por la pieza, caminatas céntricas…a todo esto don dinero me estaba empezando a llamar la atención con respecto al cuidado que debía tener en los futuros gastos. A las 7 de la tarde, me fui a ver Rent (www.siteforrent.com), (si vas a NY debes ir a un show de Broadway) yo compré mi entrada con anticipación por Ticketmaster (las colas son horribles en Times Square). No puedes tomar fotos, pero yo saqué una antes de empezar. Es sencillamente notable, emocionante, tiene un soundtrack magnífico, que te pone los pelos de punta. Trata de la vida de unos cuantos jóvenes artistas y desempleados que viven en un loft en el Lower East Side (si por ahí donde esta The Delanceys y Ludlow St) en la víspera de Navidad, cuando tratan de ser sacados del lugar que arriendan (no pagan hace rato) que es propiedad de uno de sus ex – amigos. Dura alrededor de 1 hora y media, tiene dos actos y no pude evitar el ponerme de pie cuando la obra terminó. Sencillamente magnífica, no he leído muy buenos comentarios de la película no obstante. Termina con esa frase que te deja grogui, es cliché, pero bueno no muchos nos encargamos de vivir de acuerdo a ella: "There is only us... There is only this... forget regret or life is your's to miss. No other road... no day but TODAY."

Salí del teatro en Broadway y rajé nuevamente a The Delanceys, estaba mucho más movido, ya que era la fiesta Soulpusher, buena música, me agarró en mala la canción de Cut Copy “Going Nowhere” (una mezcla de Air con LcD Soundsystem) y me pegué mis buenos dancings. Conversé con alguna gente, la verdad fue media fuerte la noche, rompí eso del día por medio. La huevada mas cómica es que a la mañana siguiente aparecía cargado de afiches, panfletos de las fiestas que se venían, no recuerdo haberlas pedido…No fui a la creperie esa noche. Derecho para el hotel no más. Se nos venía el 30, el penúltimo día del año.

Friday, January 06, 2006

NYC 1° Installment


VIERNES

El día había llegado. El vuelo de Delta que me llevaría a New York salía a las 12:30 pm. El día anterior conseguí que Rami, un compañero palestino me llevara al aeropuerto (el taxi de donde vivo al aeropuerto sale US$42). El vuelo tranquilo, me sorprendió por la calidad de mp3 que podías escuchar, desde el Revolver de los Beatles hasta el Chutes Too Narrow de The Shins, pasando por los dos últimos discos de Coldplay, el primero de Franz Ferdinand, el último de los Rolling Stones, algunos clásicos de Bob Dylan y unas recopilaciones alternativosas de los 90. Aterrizamos al ritmo de City of Blinding Lights de U2 (también había televisión satelital en el vuelo, pero los últimos días de ocio me los había pasado mirando tele). Antes del viaje le había escuchado a cierta gente que me convenía llegar a La Guardia en lugar del JFK (aeropuertos) hice caso sin saber como llegar a Manhattan desde ninguno de los dos. La Guardia es re chico y mayormente recibe vuelos nacionales, salvo unos 20 minutos que tuvimos que esperar después del aterrizaje, el trámite fue bastante rápido, agarre mi equipaje y salí decidido a dejarme caer vertiginosamente en NYC. Agarré un Super Shuttle a los 5 min, le dí la dirección donde iba y salimos. La Guardia queda en la parte norte de Queens, de ahí a Manhattan nos demoramos como 1 hora. Me iba bajando del Shuttle y la siempre llamada oportuna de García a mi celular que se encargaba de ponerle mayor emoción a mi llegada. Me quedé en un hostal de la YMCA al lado de Central Park (en el extremo más cercano a Times Square) muy cerca de una de las Trump Tower y de Columbus Circle donde está el edificio de CNN. Hice el check-in, me fui a la habitación (bastante mejor de lo que esperaba), y a los 5 minutos ya estaba caminando por las calles. Anduve por Broadway, en dirección downtown y al poco rato me encontré con Times Square. Las luces y todo el bullicio eran mayor de lo que esperaba. Me fui de vuelta al hostal decidido a prepararme para mi primera salida nocturna.

Sabía bastantes nombres de bares y clubs típicos de la escena rock neoyorquina, difinitamente ese iba a ser mi target por las noches, nada de pagar entradas caras para ir a escuchar mierda de música, después de todo New York y Londres son las ciudades con mayor cantidades de bandas underground y también del mainstream que son de mi gusto. Salí, con alguna confusión por ser primera noche y caminé por la 6ta avenida hasta la calle 30 más o menos. Ahí entré a un bar, me tomé un par de coronas y un martini seco, conversé un rato con un par de weones de Maryland y con una tipica neoyorquina que se estaba tomando unos Cosmos y que me recomendó algunos lugares para ir. Me deben haber dado las 12 en ese bar, igual no quería party hard, porque andaba medio cansado, sin embargo caminé de vuelta y a la altura de la calle 40 o 50 me encontré con una fila de gente, veo el nombre del lugar China Club, la entrada costaba 20 dólares, me puse a hacer la fila y le pregunte a la gente que estaba ahí sobre el tipo de música del lugar. Hip Hop me dijeron…sería todo…enfilé para la 8va avenida, había visto unos bares irlandeses, entré, me compré unas Guiness y me pusé a conversar con unos brasileños, uno era trader en Londres el otro abogado graduado de Georgetown, re simpaticos, aunque ultra derechistas (sobretodo el trader, de esos derechistas sin mayores fundamentos eso sí) odiaban a Lula, pero sin embargo quería que ganara Bachelet en Chile, el abogado conocía varios chilenos y hasta había tenido una polola chilena en México. Quedamos de contactarnos la próxima vez que yo fuera a NYC.

SABADO

Al día siguiente en la mañana me levanté, tomé un par de fotos en Central Park y me fui al Barrio Chino. Tomé el subway (el pase de 4 dólares, que equivale a 4 viajes es bastante conveniente), tomé desayuno en un café chino (la china que atendía sabía poco y nada de inglés) lo mismo que en Starbucks (un caramel macchiato y un dulce) pero en vez de pagar US$ 7 pagué US$3. Lleno de gente, mayormente chinos, bastante pintoresco el lugar, bastantes lugares como el sótano donde compraron a los Gremlins. Mucho comercio callejero también, te ofrecen de todo, desde Rolex hasta accesorios para el computador, comida, lo que quieras. Mención aparte merecen los chinos, cual Daniel San, practicando Kung Fu en las plazas y los que están tratando de pescar algo en el río. Muy cerca del barrio chino estaba Little Italy, bastante mejor cuidado, consiste básicamente de una sola calle Mulberry St., muchos restorantes, de hecho almorcé ahí, conversé con el garzón que tenia pinta de argentino pero que era rumano y tenía un español notable. En la tarde me fui al Soho, donde puedes encontrar todas las mayores tiendas, mucho movimiento y un paisaje bastante más sofisticado. Agarré el subway de nuevo me bajé en Grand Central y caminé hacia Rockafeller Center, estuve ahí mirando el famoso árbol de Pascua y a la gente patinar. Lo curioso fue que en un momento determinado sacaron a toda la gente y un chino le pidio matrimonio en la pista a otra china regalandole rosas y un anillo…que romántico! Webeta!. De ahí crucé a la catedral de St. Patrick, bastante imponente la fachada. Queda en la 5ta avenida muy cerca de Saks 5th Avenue que tenía unas vitrinas demasiado producidas dignas de fotografiar. Más tarde habré cenado no se donde, fui a central park nuevamente, los árboles iluminados y me fui a caminar la tarde noche por East Village para identificar posibles lugares para salir a la noche. Más tarde me decidí a ir al Luke and Leroy un bar- club que quedaba en la 7ma avenida (en Chelsea). Tomé el subway, pedí un martini seco y para mi sorpresa alcance a llegar mientras era bar abierto. Me tomé uno gratis, después ya empecé a pagar y al rato me hice amigo del barman que me decía “just tip me”. Estábamos al ritmo de Kaiser Chiefs, Joy Division, The Cure, yo por supuesto hice mis peticiones, The Smiths básicamente, me sacaron a bailar (una colegiala de 40). Pasaban las horas, me hice amigo del doble de Paul McCartney, que sacaba porros en la calle diciendo que estaba invitando a Disney. Mas tarde empecé a conversar con unos pendejos neoyorquinos, terminamos comiendo un sanwich de cebolla o una weabada así en el Soho (reconocí el sector pq había andado ahí la durante la tarde) y discutiendo con un negro jamaiquino que tenía una polera de Morrissey sobre cual era el peor y mejor columnista de The New York Times, el huevon era fanatico de la Maureen Down (que es simpatica pero que es demasiado extremista de izquierda) yo al final terminé defendiendo a Brooks (que es conservador moderado) y apoyando a Nicholas Kristof (mi favorito lejos, centro izquierdista). En fin, por suerte me fueron a dejar en auto al hostal tipo 6 am.

DOMINGO

La noche había estado pesada, por lo que me levanté tarde, caminé un rato por los alrededores y me fui a Ground Zero. Lleno de turistas, no es mucho lo que se puede ver, salvo los cimientos de las nuevas edificaciones, el día estaba feo, llovía y hacía mucho frío. A las 4 pm tenía tickets para el show de Navidad en el Radio City Music Hall con las Rockettes (el cuerpo de bailarinas que da vida al show). Mi ubicación no era la mejor, pero distaba mucho de ser la peor. El show es magnífico, el lugar es notable, un lujo. Tomé varias fotos. Las bailarinas son estupendas, todas del mismo porte y van cambiando de vestimenta a lo largo de la puesta en escena. Hasta lentes 3D en una sección. El show dura como 1 hora y 30 minutos. Definitivamente notable. Me imagino que para un niño chico debe ser absolutamente inolvidable que lo lleven ahí. Después de eso no tenía mucho que hacer. Era domingo y todavía estaba un poco acañado. Decidí ir al cine. La película Brokeback Mountain. Con los populares Heath Ledger y Jack Gyllenhall revolcándose, Es en realidad la película con mayor cantidad de nominaciones a los Globos de Oro. En definitiva, no es la mejor película que he visto en mi vida, pero es bastante buena y tiene una escena en particular que pienso va a quedar para siempre en la historia del cine y que es notable. Es un film fuerte y sútil a la vez y va a causar polémica. Está muy bien lograda y Ang Lee (el director) es un maestro, ya lo había demostrado en otra favorita personal, Sense and Sensibility. Ya no quiero seguir con los spoilers. Después de eso me fui a dormir, total quedaban bastantes días.

LUNES

El lunes iba a ser el día cultural por excelencia. Me había comprado el City Pass con antelación, por lo que tenía entradas al Museo Guggenheim, al de Historia Natural, al de Arte Moderno, al Empire State, al Museo Intrepid y a un Crucero por el río. Si van cómprenlo, les va a ahorrar un montón de tiempo haciendo filas. Temprano en la mañana me fui a Wall Street, calles muy angostas, edificios viejísimos, definitivamente un must-see. Eso queda bien abajo en el downtown, me vine al uptown a las 10 al Guggenheim. La exposición era de pintores rusos y de cuadros que pertenecían a las colecciones de las antiguas familias reales rusas, además de algunas exhibiciones habituales del museo. Estaba repleto, la colección iba desde los años 700 hasta pintores rusos actuales. No solo había pinturas, sino que esculturas y diversos otros trabajos dignos de denominarse arte. Definitivamente los antiguos zares y zarinas rusos tuvieron un refinado gusto, coleccionando cuadros de pintores italianos y españoles clásicos para así influenciar a sus coterráneos. En cuanto a las colecciones habituales del Guggenheim, Chagall fue lo que más me llamó la atención (sin ser un erudito en pintura en absoluto, solo Tendencias Pictóricas Modernas en la Ufro..jaja). Después de unas tres horas, crucé Central Park y me fui al Museo de Historia Natural. Es demasiado grande. Estuve tres horas más ahí. Es imposible absorber todo lo que tienen para mostrar. Animales de todos los continentes, aborígenes de todos los continentes, trajes típicos, la evolución del universo, como se miden los sismos, equipamiento anti desastres, es gigante, para estar un día entero mirando. Mención aparte la sección de los dinosaurios, con la mayor cantidad de verdaderos huesos encontrados enterrados en diversas partes del planeta en exhibición. Es realmente un deleite pero como digo es too much information. Habré cenado en Subway esa tarde-noche. Definitivamente Subways y Starbucks es lo que más ves en NYC, están por todos lados. De hecho, me volvi adicto al Gingerbread Cake que vendían en Starbucks por las fiestas y el Caramel Machiatto se consolido como mi variedad favorita en café.

En la noche me fui al Bowery Ballroom, uno de los típicos venues neoyorquinos, donde han tocado un sinnúmero de bandas que me gustan. Esa noche tocaban los The Levees, no los conocía pero les iba a dar una oportunidad. Me agarré el metro nuevamente, creo que la línea 6. Anduve medio perdido por un rato, pero finalmente me ubiqué. El negro de la puerta no me dejo entrar pq no aceptaban tarjetas de crédito, le pregunte donde habia un cajero y me dijo que dos cuadras más abajo. Otro negro que estaba en la puerta me dice, dile que te deje entrar si abajo hay un ATM, le fui a decir y no me dejo. Obligado a correr, saqué plata volví y entré. Al parecer el negro mala onda me dijo algo pero no le entendi, estaba abajo, iba a pedir una chela y la barwoman me pide la pulsera, conchetumare, me faltaba la pulsera, eso seguramente me dijo el negro, salí y le dije que disculpa pero que no le habia entendido, el negro no me creyo mucho porque me dijo que tenia muy buen ingles (lo he mejorado bastante pero aun me cuesta con algunos acentos culiaos como el tuyo..le dije es español..no mentira). Bueno el cuento es que la banda era de puros judíos, el local era bacán, con un lounge en el primer piso, y el escenario en el segundo. Las melodías eran bastante pop, a la New Pornographers, y en la mitad del concierto repartieron donuts (TAN!) yo me comí unas cuantas. Al término me senté en la barra y me hice amigo de un canadiense de Toronto. Le preguntamos a la mina de guardarropía donde podíamos ir, porque aun era temprano. Nos dijo Ludlow St. Definitivamente sabía. Llegamos no se como, caminando. Entramos a The Dark Room, un bar notable donde tocaban mi música favorita y varios grupos que yo no conocía. Según gente que conocí ahí, los de INTERPOL (la banda) eran asiduos del lugar. Me mandé unos shots de Jägermeister (gusto adquirido) y me puse a conversar con un típico hipster neoyorquino que había visto en vivo a casi todas las bandas que yo quería ver y que tenía un sitio web, con todos los conciertos y fiestas de la onda rock en la ciudad. Conversamos de música, me dio su tarjeta y me recomendó unos cuantos lugares, le tire puras flores a la Blondie y a la disquería Extravaganza en Santiago. A ver si va, cuando vaya a Chile. Terminé paseándome por Ludlow St., lleno de pubs, pero ya era tarde, finalmente divisé un sucucho pequeño, pero en vez de papas fritas vendían crêpes. Me pedí uno de plátano y nutella, caminé al metro y me fui a acostar. (Mención aparte a las londinenses con acento de la creperie y a los jotes brasileños que me miraban con cara de odio cuando me quise meter en la conversación).